Aquí te dejamos un super truco para que los chinchulines te queden sabrosos, blanditos por dentro y dorados por fuera.
Todo lo que tenés que hacer es lavarlos muy pero muy bien, y luego ponerlos a hervir en abundante agua, con sal y laurel. Los dejás hirviendo unos 20 minutos. Cuando estén tibios, con una tijera los cortas en trocitos de unos 4 cm, para que se formen rueditas.
Después... ¡a la parrilla rociados con jugo de limón!
¡Vas a ver que se van a cocinar muy rápido y nunca van a quedar como tiritas de goma!
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